lunes, 21 de julio de 2014

Real Madrid basket: resumen de la temporada, por @RMartur

La temporada de baloncesto terminó para el Real Madrid en el peor marco inimaginable, perdiendo la Liga ante el Barça, la final de la Euroliga y con el único trofeo de una Copa del Rey, conseguida en el último segundo, además. Y es que, si bien cualquier aficionado al Real Madrid que no siga el baloncesto, sobre el papel pueden ser buenos resultados el llegar a las tres finales posibles a pesar de solo ganar una, cuando uno ha visto toda la temporada y el mejor baloncesto de los últimos, ¿20?, ¿30 años?, con una de las mejores plantillas de Europa, la cara que se te queda es, con perdón, de gilipollas.

Y es que cuando consigues 27 victorias seguidas en Liga Regular, y otras más en Euroliga, obviando el primer pinchazo de la temporada, ante el CSKA, lo que menos piensas es que vas a acabar la temporada con solo un título de tres posibles (sin contar la Supercopa). La palabra ‘Showtime’ se instaló en el Palacio, inundó las redes sociales que devoraban baloncesto como nunca antes, disfrutando de la magia del ‘Chacho’ Rodríguez, el juego espectacular de Rudy Fernández o los ‘alley-oop’ de Marcus Slaughter.

¿Y qué ocurrió? Será una pregunta que se hará mucha gente a lo largo del tiempo, en la que la respuesta más lógica es el cansancio. Pero me parece difícil achacar los problemas finales al cansancio únicamente, y es que analicemos desde el momento en el que nos empezamos a jugar lo serio, en la Copa del Rey. Un torneo al que llegamos a la final de manera sencilla, ganando como se venía haciendo en la Liga Regular, con victorias de +23 sobre el Herbalife Gran Canaria y de +32 al CAI Zaragoza. Nos enfrentaríamos al Barcelona, que hasta ese momento estaba en un momento bastante bajo, pero que solventó fácilmente su primer partido y con algo más esfuerzo las semifinales. Todo aventuraba a una final desigual, y así hubiese sido si nuestro equipo no comete una de sus famosas desconexiones, esas tan famosas denominadas “Momentos Lolaso”, con un tercer cuarto bastante deplorable que continuaría con un último cuarto a contracorriente del equipo de Xabi Pascual. Al final, nos plantamos en la última jugada con un punto por debajo, y quizás la suerte del campeón, o ¡vete tú a saber qué!, Sergio Rodríguez se vio obligado a abrir para Llull a un lado y que se la jugase el menorquín, que hasta ese momento estaba haciendo un partido nefasto en todos los sentidos (solo 9 puntos y siendo el segundo que más minutos jugó de los nuestros), y entró, a falta de 0,1, entró y ganamos 77-76, el que pensábamos que sería el primer título de la triple corona, el cual no nos entraba en las quinielas que sería el único.

Podríamos pensar que aquella final fue, o bien un pequeño aviso, o como optamos la gran mayoría, un mal día que salvamos bajo la campana. En fin, lo que vino después fueron más partidos que seguimos solventando, algunos con más facilidad que otros, pero ganando, solo conociendo la derrota ante el Valencia Basket antes de llegar a la Final Four, la ansiada final para volver a conquistar la Euroliga, la que sería la Novena en la sección del baloncesto. Y que mágico partido ante el Barcelona en esas semifinales, ganando 62-100, con un tercer cuarto en el que metimos un parcial de 11-28, con un excepcional Mirotic y un genial Sergio Rodríguez. Jugaríamos la final contra un rival histórico, el Maccabi de Tel-Aviv, que ganó sobre la bocina al CSKA de Ettore Messina. Todo apuntaba a que nos enfrentaríamos al rival menos fuerte, y que el librarnos de jugar contra el CSKA nos facilitaría el triunfo. Nada más lejos. Lo que vivimos en esa final fue un palo enorme. Fuimos todo el partido sufriendo la goma del conjunto dirigido por David Blatt, apenas nos conseguíamos ir en el marcador, pronto apretaban para igualarnos, dejando el marcador siempre a tiro de una canasta para que nos empatase, y así sucedió en el último cuarto, en un partido en el que ninguno falló tiros libres hasta ese momento, en el que a Mirotic, excelente ante el Barcelona, vivió un partido funesto en aquella final de Milán, acabaría fallando uno de los tiros libres, que estadísticamente nos condenaría a la prórroga. También lo harían los 0 puntos de Sergio Llull y la increíble cantidad de minutos que volvió a jugar. Pero lo que sucedió en la prórroga es incalificable. De repente nos fuimos del partido, y Tyrese Rice surgió de la nada para coronarse MVP de la final y darle al Maccabi la Euroliga, con un último parcial de 13-25.

Y desde entonces, jamás volvimos a ser los mismos. Para la plantilla fue un palo tremendo, y hasta la fase final de la Liga se dejaron llevar, volviendo a perder otro partido, este ante el Barcelona en el Palau, a la espera que el hecho de jugarse la Liga les reactivase. Pero no. Ganábamos, sí, pero sin convicción, sin ninguna ilusión. El ambiente empezaba a estar enrarecido, problemas de Pablo Laso con algunos integrantes de la plantilla, al Chacho se le apagó la bombilla y el Madrid se mantuvo gracias a Felipe Reyes para llegar a la final. Pero ahí, se volvieron a ver las costuras a este equipo, que nunca supo plantarle cara al conjunto de Xavi Pascual, ni detener el juego interior de Tomic ni a Huertas. Perderíamos el primer partido, intentaríamos recobrar la ilusión en el segundo, pero en el Palau nos desmoronamos, y aunque intentamos la épica en el cuarto, nada se pudo hacer. Quizás podamos arremeter contra el arbitraje, sobre todo en ese cuarto partido, en el que se vieron cosas muy raras, pero sería centrarse en lo fácil y no mirar todo seriamente. El equipo entró en una fase auto destructiva tras la final de la Euroliga, y de repente el ‘showtime’ se convirtió en tragedia y un aura de decepción en todo el madridismo aficionado al baloncesto.
Ahora, la sección de basket debe encarar una temporada complicada, en la que además tiene el objetivo y obligación de la Final Four en Madrid, y los augurios no son los mejores. Continúa Pablo Laso, pero más con la sensación de que no encontraron un sustituto (se hablaba de Katsikaris) . Se ha marchado Dontaye Draper, y parece que también lo podría hacer Tremmell Darden, por el cual el conjunto blanco tiene una opción de tanteo, que espero que se ejerza, pues sería un error tremendo dejar escapar al norteaméricano, un gran competidor. También ha partido Nikola Mirotic, a la aventura de la NBA, para jugar en los Chicago Bulls junto a Pau Gasol, otra de las bajas más sensibles, en la que parece ser determinante sus problemas con Laso (la carta de despedida de Mirotic es una pista de ello). Por el camino hemos dejado escapar al MVP de la Liga Endesa, Doellman, que se va al Barça, y parece que nos conformaremos con la “sangre joven” de Nocioni y otro argentino, el base Facundo Campazzo (del que posiblemente solo hayan oído hablar en su casa). A priori todo apunta a una plantilla que será peor que la de esta temporada pasada, con un Pablo Laso cuestionado que puede hacer caer a un mal a este equipo, que el entrenador se vea sometido a sus jugadores.


Queda un Mundial de basket por medio, un mundo, y todo puede ocurrir en esta plantilla. Y por supuesto, toda una temporada por delante en la quizás los malos augurios nos hagan hasta disfrutar si ganamos algo que no esperábamos (ya nos pasó con el fútbol, ¿no?). Estaremos atentos a los movimientos de la sección, y al dúo dinámico que la dirige. 

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